sábado, 13 de marzo de 2010

LECTURA DEL TEXTO DE CARLOS THIEBAUT- FRACASO POS-MODERNO

En esta lectura, Carlos Thiebaut hace un uso del lenguaje bastante borroso, ambiguo, confuso, artificioso, forzado,…:

“Una peculiar fusión de tesis postestructuralistas, de teoría de la literatura y de oposición a los paradigmas éticos-éstéticos del romanticismo aparecen, así, como nueva forma de entender en términos estéticos la dimensión sentido (...)Del movimiento romántico encontramos la crítica al programa racionalista de la ilustración en base a dos elementos; la subjetividad creadora y el acento en el papel del lenguaje y de los elementos contextuales que éste comporta (…) El programa desconstruccionista, heredero tanto del giro lingüístico heideggeriano y del estructuralismo francés de los años cincuenta y sesenta, ha puesto en primer plano este interés en el lenguaje hecho texto. (…)”

Por lo tanto, como síntesis he podido sacar algunas vagas ideas como que la posmodernidad rompe con la modernidad y surge en sociedades desarrolladas. Ésta ambigüedad hace del arte algo autónomo, obra de arte como resultado de la propia vida. Nuevos acentos sobre el lenguaje, la pluralización de éste. Se prioriza la diversidad, la diferencia. Se crea la cultura de los signos. Pierde importancia el sujeto y esto está relacionado con la muerte del arte o de la historia. Se pierde la concepción del tiempo histórico como secuencia o proceso, el fin de la historia progresiva. Y poco más,… Pero estas ideas son algunas nociones que he llegado un poco a entender, pero tras la reiterada lectura en numerosas ocasiones me he perdido y he divagado entre mis pensamientos intentando comprender.

Me enerva el hecho de que filósofos hagan lecturas con el interés de evitar la compresión de ellas para así garantizar la razón de su gran intelecto no asequible para el entendimiento del resto de los ciudadanos. Como el cínico libro del fenomenólogo francés Jean François Lyotard La posmodernidad (explicada a los niños) de 1986, y el libro, era espantosamente de difícil, lectura muchos directamente lo devolvieron a sus librerías o lo tiraron. Aquí es donde Lyotard decretaba la muerte de los cuatro grandes relatos en la posmodernidad.

Lyotard, en su libro La condición posmoderna, realiza un análisis sobre el saber de las sociedades desarrolladas, y a breves páginas concluye que en las sociedades desarrolladas se acumula más el sabe, y cómo se acumula más el saber es donde reside el poder. Como bien sabemos, el saber es poder, y en la posmodernidad el ser humano inventa maravillas para hacer creer que él es el que sabe, ya que hace incapaz la comprensión de su supuesta sabiduría, el fenómeno de la anticomunicación.

Estamos ante una situación de antisocialización, de lo inhumano. Tenemos como exponente en el decreto posmoderno “del no relato”, al músico contemporáneo norteamericano John Cage, quien compuso una obra llamada 4´33´´, la cual consistió en que cuando el público estaba expectante en el teatro, el llegó se sentó frente al piano, puso un reloj, y siguió tal cual sin tocar el piano durante 4 minutos y 33 segundos, luego se levantó, saludó y se marchó.

El filósofo italiano Vattimo propugna contra ello la exaltación de los pequeños relatos, la pluralidad, la fragmentación de la historia como una multiplicidad de hechos. Pero esta calidoscopía fragmentada de la historia, le viene como anillo al dedo a la politizada globalización de los grandes imperios, que intervienen ordenando el supuesto caos, mencionando que hay hechos que son innegablemente universales. Lo interesante es que justamente los hechos que son universales y globalizadores, son los de los grandes imperios de occidente. Por lo tanto, detrás de todo ello siempre hay intereses económicos y políticos, y ese es para mí, el gran problema de la posmodernidad, que no somos conscientes de que toda la información que nos llega a través de los distintos medios de comunicación es realmente fiable, tiene credibilidad, o si no está todo mediatizado según los intereses de los que tienen el poder para utilizarnos a su antojo.

Pero retomando, lo que supuestamente importa que es la lectura de Carlos Thiebaut, soy consciente de que teniendo idea sobre el tema tratado,su lenguaje está muy lejos de la comprensión por parte de mi raciocinio. Soy el producto de la sociedad, que aún teniendo un nivel de cultura más bien alto, considerandome una persona lectora, que me intereso por todo y me gusta aprender, no soy capaz de entender totalmente la dialéctica que usa este autor. Será porque le interesan que sea así,…

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