sábado, 20 de febrero de 2010

EL ARTE COMO SISTEMA CULTURAL. CLIFFORD GEERTZ

Tras la intensa lectura del extenso texto de Cliffort Geertz, más que extenso por su tamaño, extenso por su lectura tan reiterada, metafórica y barroquizante. La visión de del autor sobre el arte como sistema cultural, la he sometido a una valoración crítica y personal, aportando una serie de premisas importantes en este aspecto.
Geertz expone como ejemplo las expresiones artísticas de las tribus primitivas, y el concepto que para ello supone la expresión plástica como la búsqueda de la máxima perfección de similitud con su patrón. La visión que tienen ellos de sus pinturas no es la misma que la que tenemos en occidente, por lo tanto, partiendo de esta visión que ofrece Geertz, yo me plantearía el concepto de arte tal y como lo conocemos como un hecho o acto de la cultura occidental. Nosotros mismos nos hemos inventado el concepto arte.
Así mismo, Geertz sigue exponiendo ejemplos del significado de la pintura o escultura religiosa en el cuattrocento italiano, donde la expresión plástica está totalmente al servicio de la religión como soporte propagandístico. Pero desde la visión de los italianos del s. XV, la obra en sí mismo no se determina como una obra de arte, sino mas bien como un trabajo artesanal de una gran belleza, que precisaba de unas habilidades especiales dignas de un “genio” como bien llamaban a lo que nosotros hoy en día designaríamos artista. Por lo tanto, nuestros antepasados del s. XV, tampoco entendían el concepto de ARTE tal y como lo entendemos en la actualidad. Pero si va surgiendo las primeras reflexiones filosóficas en torno a lo que iría a desembocar el concepto de arte del s.XX. Como el tratado de pintura de Leonardo o de Alberti, donde surge el pensamiento de diferenciar la pintura no como un trabajo artesanal, sino más bien intelectual, y surgen una serie de disputas teóricas y filosóficas para determinar el significado de la pintura y del resto de las artes plásticas.
A sí mismo, en el mundo islámico, nosotros podemos calificar la escritura del Corán de las yeserías de edificio especialmente llamativa por su gran belleza como medio decorativo, incluso calificarlo como una obra de arte. En cambio para los que desarrollan esta actividad como expresión de su cultura tiene un sentido totalmente diferente y por ello no menos valioso. La escritura del Corán es lo más cercano para ello a Dios, es el pilar fundamental de su cultura y lo que rige su vida. La escritura del Corán ocupa un lugar primordial en la sociedad y, según su aprendizaje, será el estatus social que ocupe en ella. La sociedad islámica no entiende su vida sin el Corán, la sociedad gira en torno a él e incluso en su vida diaria. Pero no entenderían jamás la escritura del Corán como un arte.
A partir del finales del s. XIX, principios del s. XX, ya existe una visión más similar a la que poseemos en occidente en la actualidad. Según el texto de Geertz, Mattisse expone “la propuesta de un pintor no debe considerarse a parte de sus medios pictóricos. Soy incapaz de hacer distinción entre el sentimiento que tengo de la vida y mi manera de expresarlo”. Matisse defiende el acto de pintar como algo totalmente humano, ligado a su contexto cultural.
Y este contexto cultural de principios del s. XX, el hombre obsesionado por etiquetarlo todo, tiene la necesidad de considerar el arte como lenguaje, y de construir teorías que le ayuden a explicar lo inexplicable. Incluso analizan las formas de expresión plástica de los aborígenes australianos a través de una serie de elementos formales, unidades gramaticales icónicas de representación,… muy lejos de lo que verdaderamente significa realmente esta expresión cultural para ellos, y que nunca llegaremos a comprender los occidentales porque no es lo que vivimos.
Por lo tanto, he considerado como concepto fundamental del texto: el arte como un acto o hecho cultural, ligado totalmente al desarrollo del ser humano en su contexto. Pero a esta primera premisa le sumaría una frase célebre de Geertz que abreviaría toda esta reflexión: “de lo que no se puede hablar, se debe guardar silencio” (Geertz, Clifford).

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